El stock de pisos que tiene la banca es tal que no se ve el fin de la crisis del ladrillo

El stock de pisos que tiene la banca es tal que no se ve el fin de la crisis del ladrillo

Las ventas de inmuebles se desploman mes tras mes. Los precios siguen a la baja paro todavía así no se logra vender casi nada. El stock de viviendas en poder de las entidades financieras es un lastre cada vez mayor, con las líneas de créditos congeladas y un mercado del suelo en estado “glacial”.

Las perspectivas de crecimiento económico en España por supuesto tampoco ayudan y los datos del paro sólo alimentan el pesimismo de la población española.

Todas parecen ser desgracias para un mercado como el residencial que en sus años de apogeo llegó a representar el 13% del PIB del país.

La pregunta del millón es “¿cuánto durará esta situación?”

Los más diversos representantes del sector inmobiliario creen que la parte comercial, que involucra oficinas, centros comerciales y logística, podría volver en el mediano plazo a valores razonables. Para el 2.014 España podría seguir el camino que comenzó tibiamente a vislumbrarse en el resto de Europa.

Pero en el sector residencial la situación es mucho más compleja. Primero hay que deshacerse del tremendo stock en manos de la banca, algo que sólo comenzará a suceder cuando los precios lleguen a valores casi irrisorios. Y en cuanto al mercado del suelo, es decir la compraventa de terrenos, el panorama es aún bastante más preocupante.

Desde AFI señalan que “todos los indicadores nos dicen que este año va a ser muy negativo, peor incluso que el pasado, que ya fue el peor que se recuerda en mucho tiempo”. Y estiman que hasta dentro de al menos cinco años el sector no volverá a alcanzar la “velocidad de crucero” por la que inician entre 200.000 y 300.000 viviendas anuales. Estos guarismos están a años luz de las 900.000 viviendas que se comenzaron a construir en el año 2.006, pero también muy lejos de las menos de 80.000 que se iniciaron el año pasado, la cifra más baja desde que los arquitectos empezaron con esta estadística a mediados de los setenta del siglo pasado.

Otros piensan que recién tal vez en el 2.015 el stock de casas nuevas sin vender haya bajado a niveles “razonables”, unas 400.000 unidades, de las cuales el 50% tendrá a su vez una salida muy difícil en el mercado.

Mientras tanto, todo el sistema bancario y las propias inmobiliarias siguen “apilando” viviendas en sus catálogos sin poder sacarse de encima más que unas pocas y a un precio que muchas veces genera una operación que sólo da pérdidas al vendedor.

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