En un mensaje transmitido a todo el país, el primer ministro de Grecia, Yorgos Papandreou, anunció que el gobierno va a modificar buena parte del sistema impositivo que está vigente en la actualidad, y que además se va a subir hasta los 65 años la edad jubilatoria para todos los trabajadores griegos sin distinción de sexos, de forma tal de intentar frenar en algo la crisis económica que azota al país y el grave déficit público actual.
Pero para muchos entendidos las medidas no son sino apuestas sin mucho sentido para contrarrestar la crítica situación por la que atraviesa la nación helénica.
Papandreu está en su cargo desde octubre del año pasado y desde ese momento intentó hacer valer sus promesas de aumentar los impuestos a los ciudadanos más ricos para poder así ayudar a los más pobres. Ahora volvió a afirmar que ese momento ha llegado y las disposiciones necesarias están a punto de ser puestas en práctica.
Según sus propias palabras, “Grecia ya no tiene margen para soluciones a corto plazo”, al advertiré que la nación ya no puede soportar más huelgas, bajo el inminente peligro de un desmembramiento social.
Las últimas protestas de los agricultores la han traído al país pérdidas por más de 200 millones de euros, una cifra que en estos difíciles momentos es importante para la economía griega.
La Comisión Europea está a punto de exigirle a Grecia más medidas rápidas para reducir su déficit y su deuda y evitar así el riesgo de entrar en cesación de pagos, lo que haría que se suspendieran de inmediato todas las posibles líneas de crédito que eventualmente se destinasen al país.
Al mismo tiempo, los distintos organismos europeos de control decidieron reforzar las auditorías a la marcha de la economía griega, en un intento por frenar el descalabro cada vez mayor que se está produciendo en las cuentas públicas.
El comisario español Joaquín Almunia está a punto de despedirse de la Cartera de Asuntos Económicos y Monetarios con la complicada misión de presionar a los griegos y al mismo tiempo mandar señales de apoyo al país que tranquilicen a los distintos mercados europeos, muy preocupados por la situación de uno de los miembros de la Eurozona.
Por el momento, Papandreou pidió colaboración a los líderes de todos los partidos con representación parlamentaria para que su paquete de medidas se apruebe sin dilaciones.
Sostiene que Grecia está siendo objeto de ataques especulativos sin precedentes, los que poco a poco están minando la economía helénica y hacen subir el coste de los préstamos que solicita su gobierno a niveles sin precedentes desde que se instaló el euro como moneda única en buena parte de Europa.