Francia y Alemania, las dos grandes potencias de la Eurozona, mantienen discrepancias sobre cómo aplicar de una forma poco menos que “automática” duras sanciones a aquellos países de la región que no respeten los criterios de déficit y deuda en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Igualmente en la reunión que ayer mantuvieron los principales representantes de ambas naciones presididos por Herman Van Rompuy, se buscaron los mejores caminos para poder reforzar la disciplina fiscal y la gobernabilidad económica de la Unión Europea, y en especial de los países de la zona de la moneda única.
Al parecer se llegó a un acuerdo para presentar ante el Consejo Europeo que se reunirá el próximo 28 y 29 de octubre un plan de cinco áreas de actuación, que son: reforzar la disciplina presupuestaria, efectivizar un nuevo mecanismo de vigilancia que controle las diferencias de competitividad, profundizar los mecanismos de coordinación presupuestaria previa al semestre europeo en curso, poner en funcionamiento organismos independientes que refuercen la gobernabilidad económica y reemplazar los mecanismos de gestión de crisis que se acordaron en mayo último por otro que sea permanente.
Alemania pretende que con el mecanismo que finalmente se ponga en práctica, un país en dificultades que no pueda acudir al mercado para financiarse y evitar el contagio a otros Estados, deba hacer que sus Bancos también se vean forzados a realizar algún tipo de recortes, asumiendo así una especie de “riesgo moral”. De esta forma se busca una mayor participación del sector privado en la solución de los eventuales problemas y sobre todo que la ayuda al país en cuestión pueda compararse a la del Fondo Monetario Internacional, haciendo que este organismo participe en el mecanismo permanente a aplicar.
El punto clave a definir es el grado de automatismo de las sanciones, que serían un porcentaje del PIB del país que podría oscilar en el 0,2% y acumularse hasta alcanzar el 0,5%.
Alemania quiere que la Comisión Europea pueda poner en alerta en forma temprana a un país y estipular un plazo perentorio para que la situación se normalice.
Francia pretende que la decisión la adopte el Consejo Europeo a instancias de la Comisión.
Para las autoridades con sede en Berlín las decisiones de sanciones que adopte la Comisión deben ser aplicadas inmediatamente a menos que la mayoría de los estados miembros se opongan con su voto. Para Francia las sanciones podrían quedar sin efecto con el rechazo de la mayoría simple de los miembros.