A pesar de la muy acotada evolución de la economía de España por la gran caída del consumo privado, la inflación se va moderando con una lentitud llamativa.
En el mes de agosto, y de acuerdo al indicador adelantado que da a conocer el Instituto Nacional de Estadísticas, la subida de los precios alcanzó el 2,9% comparado con el mismo mes del año anterior. Una leve mejoría si recordamos que la comparación interanual entre julio de este año y julio del 2.010 fue del 3,1%.
Si se llega a confirmar oficialmente dentro de quince días este dato, será la primera vez en el año que en la comparación interanual la inflación caiga por debajo del 3%, habiendo alcanzado en abril su punto más alto con una subida interanual del 3,8%. Como viene sucediendo desde hace ya varios meses, la clave en el comportamiento inflacionario es la evolución del precio del petróleo.
La incertidumbre por la situación política de los países del norte de África hace fluctuar constantemente el precio del barril de Brent, que llegó en algún momento a cotizar por encima de los 125 dólares. Ahora, con el conflicto libio más cerca de su solución, su precio ronda los 110 dólares por barril.
Y la incipiente calma se ha trasladado por fin al precio de los carburantes, ya que en las tres últimas semanas tanto el valor del gasóleo como el de la gasolina se abarataron casi un 3%.
Entonces el INE explica escuetamente en una nota que el resultado de agosto es consecuencia del comportamiento de los precios de lubricantes y carburantes. También ayudó el comportamiento de los alimentos y las bebidas no alcohólicas, aunque en menor proporción.
También la subida del IVA contribuyó a lograr una inflación más contenida, ya que para esta época del año la comparación interanual se realiza entre dos meses en los cuales el impuesto ya había subido el año anterior del 16 al 18%.
Con estos datos a la vista, algunos centros de investigación como el Instituto Flores de Lemus adscripto a la Universidad Carlos III de Madrid ya advierten que no es impensable suponer un cierre del año con una inflación muy cercana al 2%. Pero para que esto sea posible es imprescindible que el precio del petróleo caiga al menos a 80 dólares por barril.