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De acuerdo a las últimas estimaciones de la CEPAL, y a pesar de que los pronósticos para toda la región de Latinoamérica son bastante esperanzadores, el volumen global de las exportaciones e importaciones para América Latina y el Caribe sufrirá este año una caída de casi un 13%, incluso por encima del 10% que se proyecta para el conjunto de los países del mundo.
El sector que más sufrió en la región las consecuencias de la crisis económica global fue el comercio, que en estos momentos está tratando de salir de una recesión sin precedentes en toda su historia.
A modo de datos ilustrativos, la CEPAL informó que sus especialistas calculan que el volumen de las exportaciones de la región caerá durante el 2.009 un 11%, la peor performance en 72 años (desde el año 1937), mientras que las importaciones caerán por encima del 14%, hasta alcanzar la baja más grande desde 1.982, es decir desde hace 27 años.
La secretaria ejecutiva del organismo multilateral, Alicia Bárcena, dijo que “todos los esfuerzos deben ser puestos en reactivar el comercio, ya que el escenario mundial luego de la crisis seguramente premiará a aquellos países con mayor vocación y posibilidades exportadoras”.
El comercio regional sufrió un desplome sin antecedentes debido principalmente a la caída de la demanda internacional, la tendencia a la baja en los precios de muchas de las materias primas de las cuales la región es la principal productora del mundo y las dificultades de muchos países de la región para financiar el comercio en estos meses en que la cadena de pagos se vio seriamente dañada.
Pero no todas son malas nuevas en el informe de la CEPAL. Se expresa con énfasis que toda Latinoamérica y el Caribe han resistido mucho mejor que en el pasado los embates de una crisis de esta magnitud, lo que demuestra que las economías regionales se están posicionando lentamente en un plano de estabilidad y mejoría lenta pero sin interrupciones.
Los especialistas esperan que no pase demasiado tiempo hasta que el comercio internacional vuelva a ser una gran fuente de oportunidades para los países exportadores, y la región debe estar preparada para ese momento, donde deberá usufructuar la inmensa riqueza del suelo latinoamericano en beneficio de su población.