El proceso de expansión de la economía que había retomado fuerza en los últimos meses en los Estados Unidos está perdiendo vigor de forma muy rápida, lo que produce una gran incertidumbre e inquietud.
El crecimiento del segundo trimestre se revisó a la baja 0,8%, y si este dato se anualiza resulta ser 2,5 veces menos que a comienzos de año y tres veces menor al que se registró en el último trimestre del 2.009.
Esto lleva a las autoridades estadounidenses a temer, un año después de haber comenzado la recuperación, a que puedan volver a verse síntomas de recesión en la primera economía global.
El cambio en el último semestre fue muy grande para peor, y la actual debilidad que muestran los Estados Unidos fue el principal tema de discusión de las autoridades económicas que se reunieron en la Montañas Rocallosas.
El presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke tomó rápidamente la iniciativa para transformarse en el líder del debate, muy ríspido por cierto.
De hecho aseguró a los presentes que hará absolutamente todo lo que esté a su alcance para evitar que la economía vuelva a entrar en una espiral deflacionista como sucedió en su oportunidad en Japón.
Como ya sucedió en los peores momentos de la crisis, Bernanke parece estar decidido a buscar vías de solución que no importa cuánto se desvíen de los métodos de política monetaria convencional.
De ser necesario, se aplicarán medidas tan imprevistas como novedosas, al menos ese es el mensaje que el presidente de la Fed dejó bien en claro en la reunión con el objeto de preservar a toda costa la estabilidad de precios y el crecimiento previsto.
Sin embargo Bernanke dejó en claro dos condiciones para su accionar. En primer lugar quiere tener muy en claro los beneficios que ocasionen sus decisiones, y por otra parte no dudó en relacionar cualquier medida que se tome con un eventual mayor deterioro de la economía a corto plazo.
Bernanke asegura que el crecimiento continuará aunque a un ritmo mucho menor que el observado en los últimos meses y que la expansión retomará su ritmo recién a lo largo del año próximo.
En cualquiera de las hipótesis, descartó la recesión y calificó al riesgo de una deflación como “mínimo”.