La Seguridad Social en España culminó el año 2.011 registrando un pequeño déficit de 0,06% del PIB español, equivalente a 668 millones de euros. Esta cifra fue adelantada hace unos días por la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría después del Consejo de Ministros que se llevó a cabo el pasado 6 de enero.
El dato dado a conocer es, según la vicepresidenta, un indicador claro de que la situación es más difícil de lo que pensaba en un principio el nuevo Gobierno, y coincide con el vaticinio que adelantaron los expertos en el tema y el propio Gobierno socialista saliente en la última fase del año anterior. A pesar de esto, el resultado obtenido se ubicó muy lejos de las previsiones que hizo el anterior Poder Ejecutivo en los Presupuestos correspondientes, cuando se esperaba que hubiese un superávit de al menos el 0,4% del PIB español.
Éste es el primer desfase entre ingresos y gastos en el sistema de pensiones español desde el momento en que la Seguridad Social dejó de financiar por completo la sanidad pública en el año 1.999.
Pero el tremendo balance negativo en lo laboral en cuanto a la destrucción de empleos todavía en el transcurso del 2.011ha deprimido los ingresos al mismo tiempo que los gastos subían con inusitada fuerza por la existencia de cada vez más y mejores pensiones. Esta es la razón por la que se ha producido una desviación de casi medio punto con respecto a lo que se había previsto en su momento.
La vicepresidenta Sáenz de Santamaría admitió que el anterior secretario de Estado de Seguridad Social les había advertido oportunamente en el momento del traspaso de poderes que creía muy difícil que se alcanzase un superávit en el conjunto del ejercicio, a pesar de lo cual la nueva administración no esperaba una desviación de tamaña magnitud. Debe verse también que, contemplando desde el inicio un escenario de déficit, la desviación es en realidad moderada.
Y la cifra que se dio a conocer, que es la primera que se da de las cuentas públicas en el presente año, le sirvió a la vicepresidenta del Gobierno para justificar medidas, tanto las que ya se adoptaron como las que se piensan adoptar en los próximos meses, que son sin lugar a dudas más “duras” de lo que proyectaba la nueva administración de Mariano Rajoy.
Debe tenerse en cuenta que el grueso de la desviación del déficit no tiene como origen la Seguridad Social sino que viene de las Comunidades Autónomas, tal como lo reconoció el ministro de Economía Luis de Guindos.