Al parecer la fusión de Unicaja con Caja España-Duero no va a resultar sencilla. En caso de que no se ayude a la entidad con sede en Málaga, ésta rechazará la operación y Caja España-Duero deberá ser intervenida.
Y entre otros damnificados por esta situación se encuentra el propio gobierno de España, que deberá informar a Bruselas que la tan mentada reestructuración financiera sigue con serias dificultades después de tres años de haber comenzado el proceso. Tampoco este hecho sería entendido y bien recibido por los mercados, lo que podría hacer subir peligrosamente la prima de riesgo española.
Pero si Unicaja recibe ayudas públicas o del sector sin necesidad de participar de una subasta tal como está hasta ahora estipulado, hasta podría llegar a ser acusada de favoritismo por sus competidores que sí debieron hacerlo. Caja España tampoco se puede subastar porque antes debería ser intervenida. Y debería asumirse un gran fracaso en todo el proceso.
Es un círculo vicioso de resolución bastante complicada. El presidente de Unicaja propuso a las autoridades que Caja España reciba la inyección de alrededor de 1.000 millones de euros antes de integrarse. Hasta ahora las ayudas se dieron después de realizada la fusión, pero en este caso se deberían conceder a una entidad que ya existe previamente, lo que constituye el primer problema.
Este dinero iría al banco malo de Caja España y con él se sanearían los activos inmobiliarios dañados. Esta entidad no entraría en la fusión y entonces quedaría creado el primer “banco malo” con soporte público.
Además Caja España ya recibió 562 millones del FROB, con lo que la entidad acumularía unos 1.600 millones de euros de ayudas, una cifra que muchos consideran inaceptable.
Uno de los grandes escollos para que la operación pueda tener buen fin es saber cómo devolvería Caja España ese dinero. Unicaja le cedería al Banco malo parte de las acciones de la entidad buena, o sea la fusionada, en pago de los activos saneados con los que se quedaría.
Y con los dividendos del banco bueno habría que pagar el capital recibido. Estos dividendos podrían llegar a unos 150 millones de euros de intereses anuales, además del capital recibido.
Varias fuentes del mercado financiero español coinciden en que tofda esta operación “es muy intrincada” y los números no cierran. Creen que es muy difícil que la participación de Caja España en Unicaja sea tan rentable, además de ser un “agravio comparativo”. Otros sin embargo no son tan pesimistas y creen que el plan pergeñado es viable.
Los pasos a seguir indicarán el rumbo decidido por ambas instituciones para su futuro.